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jueves, 9 de febrero de 2012
Historia del Software: Música y vídeo en streaming
Año 2012. La segunda década del siglo XXI, y el boom definitivo de Internet. Cada vez son más los millones de personas que utilizan la red no sólo para comunicarse, sino para acceder a contenidos de todo tipo. Libros, documentos, fotografías, cine o música ya no se consumen de la misma manera, y cada día la red se reinventa para ofrecer nuevas formas de acceder a ellos y hacer su disfrute más sencillo. Y se puede decir que en este momento, el streaming de contenidos es el rey indiscutible para ello.
No se trata sin embargo de algo nuevo, y seguramente muchos recordéis RealPlayer, uno de los reproductores más famosos de la historia del streaming. Aunque ésta, se remonta unos años más atrás.
Básicamente, hacer streaming o conumir contenidos vía streaming significa acceder a contenidos antes de que estos se hayan descargado por completo. Ya no es necesario descargar varios GB de información para visualizar la película que vamos a ver, y esperar a que se descargue por completo: podemos verla mientras se descarga.
Reproducir contenidos en streaming significa también ahorrar espacio en disco. Los vídeos o archivos musicales están en la nube, nosotros los vamos descargando progresivamente, de manera temporal, pero no solemos almacenarlos. Por tanto, se puede decir que cuando hablamos de streaming no hablamos de una tecnología o medio para acceder a contenidos, sino del método con el que accedemos.
Pero el streaming no se limita sólo a la reproducción de contenidos. Una de las posibilidades más interesantes que se nos ofrece es el live streaming, o consumo y publicación de contenidos en directo, donde una de las partes, o todas ellas, emiten contenidos que acaban de ser grabados, para que puedan consumirse de la misma forma. Todo ello con muy poco tiempo de retardo, dependiendo por supuesto de factores como velocidad de conexión, pero definitivamente en directo. El futuro ya está aquí, pero antes, repasemos su historia.
El streaming nace con el que se puede catalogar como el primer boom de la informática de consumo. Aunque la historia de la reproducción multimedia en ordenadores data de mediados del siglo XX, no fue hasta los años 80 cuando la informática empezó realmente a llegar a la gente de a pié. En aquella época sin embargo los ordenadores no eran demasiado potentes, y reproducir vídeo o audio de alta calidad sólo estaba al alcance de unos pocos.
Se tardarían unos cuantos años más en llegar a solucionar esos problemas de ancho de banda de datos, y en los 90 la mayoría de la gente con ordenadores ya disfrutaba de archivos de vídeo. Todo de forma local, y con el archivo en los discos duros de los ordenadores, los cuales ya eran capaces de leer a la velocidad necesaria para que el procesador pudiera interpretarlos y reproducirlos. Ahora sólo había que solucionar problemas de ancho de banda en un medio que no dejaba de crecer en popularidad: Internet.
Todos los que hayan utilizado Internet desde principios de los 90 sabrán que descargar un archivo MP3, por poner un ejemplo, podía ser cuestión de horas, debido a la escasa velocidad de las conexiones de aquel entonces. Teniendo en cuenta que una canción de 5 minutos tardaba bastante en descargarse, era tarea imposible reproducir el contenido “en vivo”, a través de streaming, sin tener que esperar a que se descargase del todo. La posibilidad, sin embargo, existía.
Severe Tire Damage fue el primer grupo musical que actuó en directo a través de Internet, concretamente el 24 de junio de 1993, hace ya casi 20 años, y pese a que lo hicieron en California, su concierto pudo verse hasta en Australia gracias a Mbone, un experimento de distribución de datos a través de Internet desarrollado por un grupo de científicos de Palo Alto. Un año más tarde Rolling Stones decidieron que ellos eran los siguientes, y la carrera por desarrollar un servicio de streaming que estuviera al alcance de todos no había hecho mas que comenzar.
Experimentos aparte, “Big Wheel” de Karthik Swaminathan y “When We Were Poor” de Karthik Swaminathan fueron las primeras piezas musicales de banda sonora en emitirse en streaming, en 1995 a través de la edición digital de World Magazine. En 1997 RealNetworks lanzaba RealPlayer, el primer sistema de reproducción de vídeo en streaming, basado en la tecnología que ellos mismos habían utilizado para reproducir diversos eventos deportivos a través de la red unos años antes.
QuickTime, ActivePlayer, Adobe… La tecnología ya estaba bastante pulida, solamente faltaba que las conexiones a Internet a nivel global mejoraran, y mientras tanto, los proveedores de contenidos ofrecían streams en diferentes calidades.
En 2012 el consumo de contenidos en streaming está a la orden del día, y mueve a diario millones y millones de TB de datos, acaparando gran parte del ancho de banda global de Internet. Cuando accedemos a un vídeo en YouTube o cualquier otro servicio, estamos haciendo streaming.
Sitios como Hulu o Netflix han probado ser las perfectas alternativas a la descarga de películas o series: el usuario llega a su casa, elige una película a la carta, y se pone a verla sin tener que esperar a que se descargue. No sólo se trata de algo ideal para las personas, sino para las productoras de dichos contenidos, las cuales reducen la piratería y descarga ilegal de contenidos ofreciendo unos servicios que no solamente funcionan, sino que lo hacen dando al espectador calidad a muy buen precio.
Lo mismo sucede en el mundo de la música. Sitios como MySpace ayudan a promocionarse a los nuevos artistas, que cuelgan los temas gratuitamente para que cualquiera pueda disfrutarlos en streaming. Pero no sólo los nuevos artistas se han sumado a ésta moda, sino que servicios como Spotify ofrecen, de una manera completamente legal, millones de canciones de artistas de todos los tiempos, también a un módico precio.
Personalmente, desde que utilizo Spotify, prácticamente no he vuelto a descargar música de forma tradicional. El futuro ya está aquí.
¿Qué nos depara el streaming en los próximos años? Bueno, sin duda un uso cada vez mayor por parte de todo tipo de personas que descubren servicios como los arriba mencionados, y por tanto, que cada vez sean más los artistas, discográficas y productoras que decidan apostar por el streaming de contenidos. Esto hará que los precios se reduzcan, y la verdad es que actualmente son muy bajos. Todos salen beneficiados: el artista recibe dinero por su trabajo, la discográfica, si la hay, también, y el usuario obtiene contenidos a precios realmente competitivos, unos precios que sin duda merece la pena pagar para evitar por ejemplo complicarse con otro tipo de descargas.
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