El fabricante de microprocesadores AMD ha anunciado
nuevos detalles sobre su estrategia de reestructuración, que la ha
llevado recientemente a anunciar el recorte de aproximadamente el 10% de
su plantilla. El nuevo enfoque de la compañía parece ser el de los
productos móviles, alejándose de su lucha directa con Intel por el
mercado de los microprocesadores para PC, y más cerca de tablets y teléfonos móviles inteligentes.
Estos son tiempos difíciles para AMD, que está sufriendo unas críticas
muy duras por el rendimiento de su última línea de CPUs de alto
rendimiento, y cuya producción se encuentra en una situación delicada
debido a los problemas de Global Foundries con los procesos de 28nm. En
tal punto de inflexión, tal y como resume el portavoz de la firma Mike
Silverman en una entrevista con Mercury News, AMD deberá olvidarse de la
vieja rutina “AMD contra Intel”, porque en sus propias palabras “ya no se tratará más de eso”.
La
entrada en un mercado nuevo como el de los dispositivos móviles abre
una puerta con un futuro impredecible para AMD, aunque con bastante
esperanza sin la presión que supone competir con Intel, o al menos con
una competencia más igualada en el campo de los procesadores de bajo
consumo. Con el dominio de la micro arquitectura ARM, opción de facto en
la práctica totalidad de dispositivos de carácter móvil, cabe la
posibilidad de que AMD licencie el uso de esos diseños
tal y como predicen los rumores desde hace unas semanas, y comience a
planificar una nueva serie de procesadores basados en Cortex, metiéndose
en el terreno de NVIDIA, Qualcomm, Samsung o Texas Intruments,
aunque esto los llevaría nuevamente a un sitio complicado, con una
competencia bien establecida y la misión de diferenciarse del resto,
algo que podría hacer con algo de ayuda de su división de unidades
gráficas, antes ATi, que ya tiene experiencia pasada en la producción de SoCs y chips gráficos para productos móviles.
Dejar a un lado la arquitectura x86 como producto menos importante y centrarse en la elaboración de nuevos productos basados en ARM
podría ser una mala idea para una compañía que ha ganado su leal base
de fans a partir de sus procesadores para ordenadores personales, aunque
también ayudaría a AMD a expandirse a terrenos donde no esté
continuamente presionada por el gran peso de Intel, que bien podría
quedarse como única productora de CPUs x86 para tablets y smartphones,
mientras que la salud de ARM sigue creciendo y su catálogo es cada vez
más rico en opciones.
AMD no revelará oficialmente sus planes
hasta febrero del próximo año, lo que les da tiempo a ellos de pensar en
su nuevo rumbo, y al resto de la industria, y a los consumidores, de
elucubrar nuevas teorías sobre esta aventura que está por venir. Aún de
confirmarse, queda también por ver si AMD dejará por completo de diseñar
nuevas CPUs convencionales, o podremos finalmente ver las nuevas
plataformas que están en preparación para los próximos años, como Trinity, que se barajaba como la gran apuesta de la compañía para competir con la plataforma Ultrabook propuesta por Intel.
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