Sin
duda estamos viviendo tiempos difíciles. La coincidencia de la crisis
económica con la convergencia tecnológica, parece hecha a medida para
evidenciar las carencias de las llamadas economías dominantes y sus empresas.
Muchos de los gigantes industriales que hasta hace poco dominaban los
sectores del consumo tecnológico, están cediendo el podio por no haber
sido capaces de entender el propio mercado que dominaban.
La arrogancia forma parte de la naturaleza de los humanos y las
organizaciones que éstos forman. Dominar un mercado otorga una sensación
de superioridad que nos hace creer que somos invencibles porque
entendemos mejor que nadie la naturaleza de los consumidores, los
proveedores y los competidores. Sin embargo esta sensación únicamente
ocasiona que se pierda perspectiva sobre la realidad del mercado. Si las
cosas no cambian mucho, el éxito se puede prolongar en el tiempo, pero
si por cualquier motivo el mercado se altera, la caída está prácticamente asegurada.
No son pocos los casos de las compañías que se han negado a aceptar
que las cosas estaban cambiando y, despectivamente, han rechazado nuevas tecnologías o propuestas de giros estratégicos.
Motorola, Sony, Kodak… ¿quién sigue?
Uno de los mayores retos a los que se enfrentan las compañías
dominantes es el de mantener la frescura y la ambición que tenían los
empleados y los ejecutivos durante los años de ascenso.
Por otro lado la inercia de las grandes organizaciones, generada (y
fortalecida) a lo largo de los años, dificulta que las estrategias
diseñadas para cambiar su funcionamiento se lleven a cabo.
En los últimos años hemos visto como algunos grandes nombres de las
industrias tecnológicas se desploman trágicamente, mientras nuevos
nombres –o algunos que llevaban años esperando su oportunidad- se hacen
con el trono.
Quién se podría haber imaginado hace 7 años que Nokia tendría que unirse a Microsoft para intentar colocar un teléfono móvil entre los más deseados por los consumidores… ¡O que Motorola sería comprada por Google! Ambas compañías competían por ser el número uno del mercado de móviles hasta que llegaron el iPhone y los BlackBerry. Ahora hay analistas que creen que Apple acabará con RIM, Microsoft y Nokia en el 2014.
Según las declaraciones de un ex ingeniero de Nokia publicadas por Adrian Soto en El País,
la dirección de la compañía finlandesa rechazaron una pantalla táctil
en 2004: “Los directivos, ebrios de tanto éxito, no nos escucharon”. En
cuanto a Motorola, es famosa la decisión de aferrarse a la telefonía
móvil analógica a finales de los años noventa.
La tecnología sigue produciendo nuevos retos para las compañías de toda la vida,
cualquiera, por grande que sea y sin importar el sector, puede caer.
Los próximos tres o cuatro años serán decisivos para definir los líderes
de los próximos 20, quien no entienda que las reglas del juego están
cambiando para todos no estará en la lista.
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