Hace un tiempo era una novedad que un país en vías de desarrollo entregara netbooks a estudiantes o personas sin demasiados recursos. De esta manera se permitía que el porcentaje de personas con acceso a la información y personas sin él se redujese notablemente. O al menos en la teoría se pensaba eso. Hoy ya no es novedad, países como Uruguay, Argentina, Brasil, muchísimos de África y hasta de Asia realizaron este tipo de políticas y ahora Malasia se convirtió en el primero en crear una tableta.
Gracias a la gran fama que presentan estos dispositivos y la simplicidad e intuición de sus sistemas operativos muchos usuarios que no sabían mucho de tecnología hoy pueden utilizarla sin demasiados problemas. El inconveniente para algunos es que no tienen el dinero para poder adquirir un iPad a US$500 y por eso las autoridades de Malasia decidió crear el 1Mpad (1Malasyia Pad), el primero desarrollador por un gobierno.
Por ahora hay 5 mil unidades del 1Mpad que están siendo vendidos a US$315 a personas sin demasiados recursos mientras que fue anunciado que muy pronto habrá muchos más modelos enfocados a estudiantes que tendrán un descuento para ellos. La tableta viene con Gingerbread, posee una pantalla de 7 pulgadas y fue manufacturada por MalTechPro Sdn Bhd. Más allá que supuestamente es un dispositivo de entrada, la verdad es que el precio no parece tan interesante, la verdad. Sea como sea, todavía hay que esperar para ver cuál será el descuento para estudiantes que presentará el gobierno. Si estamos hablando de un 30% o más, el tema cambiaría.
Más allá del precio, el sistema operativo, la RAM o cualquier característica de hardware, es interesante que el gobierno de Malasia decidiera tomar esta medida. Primero porque es cierto que este tipo de medidas permiten achicar el acceso a la información entre personas con recursos y los que no los tienen.
Eso sí, la implementación no debe ser simplemente entregar los dispositivos a estudiantes y a otra cosa. Lo que sucedió en muchos países de América Latina es que los gobiernos entregaron netbooks y no solo no educaron a la población para que aprendiesen a utilizarlas correctamente, sino que además tampoco le explicaron cómo enseñar con ellas a los maestros. De esta manera los niños llevaban los ordenadores a la escuela y el plan de estudio era el mismo que existía antes que éstas fueran entregadas. La lógica detrás de un plan que puede servir para cambiar las cosas, al menos un poco, desaparecían. Hay que esperar para ver cómo evoluciona la implementación en Malasia.
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